Se acaban las moratorias...empiezan los impagos.
Empiezan los impagos en las hipotecas y préstamos al consumo tras el fin de las moratorias por el covid-19.
Los impagos de las hipotecas vuelven a escena tras las moratorias extraordinarias que pusieron en marcha Gobierno y sector financiero en plena primera oleada del covid-19.
Según los datos que maneja la banca, a cierre del tercer trimestre un total de 2.400 millones de euros de préstamos hipotecarios y al consumo estaban en mora, después de que caducaran los aplazamientos.
De momento, la cifra apenas representa un 2,4% del volumen total de préstamos en los que expiraban las moratorias (100.000 millones de euros a cierre de septiembre), aunque pone sobre la mesa las dificultades de miles de familias y empresas para hacer frente a sus obligaciones de pago.
No podemos olvidar que las moratorias impulsadas por el Gobierno establecían un plazo máximo de aplicación de seis meses y que desde el pasado 30 de septiembre no se aceptan nuevas solicitudes. En cambio, las moratorias privadas del sector financiero conceden un plazo de hasta 12 meses y se siguen concediendo, aunque desde finales del tercer trimestre se trata de negociaciones individuales entre bancos y clientes; por tanto, están al margen del marco sectorial.
Estas cifras del tercer trimestre llevan a la banca a prever que el pico de los impagos se producirá en los próximos meses. De hecho, entre octubre y noviembre concluirán las moratorias de la mayoría de los préstamos y el alza de la mora podría reflejarse a partir de diciembre.
El mercado da por hecho que los impagos seguirán al alza en los próximos trimestres, coincidiendo con el fin de las solicitudes de nuevas moratorias (el plazo expiró a finales de septiembre), una recesión económica sin precedentes, la posibilidad de que miles de las personas que se encuentran en situación de ERTE acaben perdiendo su empleo, y muchos trabajadores por cuenta propia tengan que echar el cierre a su negocio.
De momento nos enfrentamos a un escenario de incertidumbre acerca de cómo evolucionará la pandemia, pero lo que parece claro es que el deterioro que se ha producido sobre la economía, agravado con la segunda ola del virus, va a tener un impacto directo sobre la morosidad, que será en mayor o menor grado dependiendo del alcance de la pandemia. A medida que vayan concluyendo las facilidades puestas a disposición de los agentes económicos para preservar su situación financiera, ya sea en forma de moratorias o bien en líneas de avales públicos, seguramente la morosidad comience a repuntar.
Además del repunte de la morosidad de los préstamos hipotecarios al consumo, los expertos creen que la demanda de financiación por parte de los hogares también se verá resentida en los próximos meses.